Tarea no. 3: "Palabras"




"Palabras"

Fue un dia caluroso. Muy a pesar de encontrarnos en las instalaciones limpias y llenas de verde vegetacion, el calor seco del bajo verano nos agobiaba lenta y silenciosamente entre edificios escolares y montones de muros de piedra volcanica caracteristica del Pedregal. Encendi un cigarro que se consumio lentamente en mis labios y en el yugo de mis dedos mientras miraba a los demas hablar... Con el cigarro, las palabras desaparecian y eran consumidas por el humo que se alejaba flotando de nuestra presencia. Siguiendo la nube y recordando un poco los globos que mis hermanos tanto adoraban de pequeños pude ver de reojo su oculta presencia.
¿Como ella, entera selenita, podia pasar desapercibida?.
Mi ceja izquierda se levanto un poco al percatarse de su mirada siguiendo una tras otras las conversaciones y chistes de los demas. Fue un poco mi timides natural al percatarme de sus pecas lo que me hacia esquivar el contacto con su imagen, llevandome poco a poco de los ojos a una incognita de la forma de su cuerpo, su sonrisa y su mirada.
De mi absoluto silencio se descarrilo el Thanatos de mi personalidad (heredada en pequeñas dosis de mi madre acuariana): un desborde de palabras, movimientos y gracia caracteristica de mi cuando me encuentro agusto. ¿Muchas palabras? Algunas sobraban y me hubiera gustado registrarlas todas para despues tirarlas a la basura del olvido por disfuncionalidad temporal, cosa rara en mi.
El partido de futbol termino y las horas de clase habian llegado para despertar a muchos a una realidad inevitable. Me despedi de mi hermana y decidi, aun con sabor a pasitas con chocolate, el seguir a Eli-chan y su grupo de amigas a tomar la siguiente clase. Siempre que tomo este tipo de decisiones pienso en lo que podria perder, para terminar decidiendo lo que mi corazon y el impulso por conocer un poco lo nuevo me guian. He aprendido en los pocos años de vida que llevo, que la gente normalmente se atraviesa con momentos inevitables o productos de un azar, en el cual, lo contrario a mi filosofia, es para ellos la razon cotidiana. El dejarse llevar por ciertos impulsos no premeditados es conducir inevitablemente al desastre del que mas tarde se ocultaran. El oximoron de todo esto es el pensar demasiado (personalmente me ha ocurrido) para terminar en la nada con manos mas que vacias.
Eran ya las 5 de la tarde en el segundo piso del edificio no-me-acuerdo, en la entrada del salon no. 2. El sol ya no golpeaba con su imponente calor y el cielo aun no comenzaba a cubrirse del atardecer que lamia pieles sudadas, saladas, pegajosas, pero caracteristicas del aroma a flores y madalenas en te. Los ojos me ardian demasiado tras los lentes oscuros aunque eso no me evitaba el reir un poco de felicidad y compartirla entre bromas con las chicas que me acompañaban.
Tallandome los ojos en ardor, de reojo note un par de sandalias adornadas con un par de pies blancos y uñas pintadas de rojo: Doña Dedos de Rosa y sus dos pies. Le pertenecian a la chica lunar y aunque sabia que estaba en el grupo, no me percate de su presencia cargada de una cierta melancolia que ocultaba entre la luz de sus pecas. Pense estar en un error por la luz del temprano atardecer. Sus ojos eran grandes y claros, su cabello tambien claro y lacio como la luz lunar que ilumina las nubes en coronacion, rostro largo y fino, pecoso. Eli-chan y Chelis seguian con su venta de collares lo que me provocaba risa y seguridad en su pureza.

Entramos a la clase. Me sente frente a Eli-chan y junto a la pecosa. Pense que si iba a estar a su lado, debia presentarme, aunque no recordaba exactamente si ya lo habia hecho o no. A veces la memoria llega a fallarme o a mentirme, pero entre nuestra conversacion miraba de reojo sus ojos profundos y grandes. Es lo unico que recuerdo por el momento. El profesor pregunto por nuestras actividades favoritas en el tiempo libre. Yo iba a responder entre las voces que salian al aire como bengalas un leve "leer" pero me lo reserve.
-Leer mucho -dijo la pecosa.
-¿Lees mucho? -le pregunte.
-Asi es - me dijo mirandome unos instantes.
Me ruborize un poco.
-¿Como te llamas? ¿Solo Ana?
-Ana Itzel.
-Oh, que bonito nombre.
-No se, no me gusta mi nombre, Itzel, suena como tolteca o algo asi.
Sonrei en mis adentros y Eli-chan me miro.
-Itzel... es nahuatl. Significa "Luna".
-Oh, eso no lo sabia.
-Ves, te llamas Luna y no hay muchas personas que se llamen asi.
Luna... su rostro era como el mundo selenita en una noche de octubre y diciembre.
-Ya vienen las lunas de octubre -dije en voz baja.
Guardamos silencio. El profesor se llevo una hora y trinta minutos tratando de hacerse entender sobre las tres funciones de la historia narrativa y algunas caracteristicas de la historia interpretativa. Mientras, Ana y yo escribiamos en mi cuaderno charlando sobre los libros que nos gustaban. Saque mis clasicos de bolsillo: Rayuela, Cien años de soledad, La insoportable levedad del ser, etc. Ella me hablo de varios titulos de los cuales yo jamas habia escuchado. "No importa, hay vida para conocerlos", dije en mis adentros.
-Estoy escribiendo una novela -me comento despues de haber dibujado una caricatura mia en mi libreta.
No lo podia creer.
-Ah, yo tambien -le dije mirandola con una pequeña sonrisa de satisfaccion.
-Wow, ¿de que trata? La mia es una historia de amor.
-La mia tambien. Se trata de... -interrumpi por que nuestro profesor nos miraba en la explicacion.
En serio no lo podia creer.
Tome su libreta y le escribi dos frases celebres. Una de Clarice Lispector:

"Escribir es como picar piedras,
pero entre tanto picar,
salen chispas que dan luz."

Clarice Lispector.

Y otra de Juan Rulfo:

"La novela es una serie de mentiras
que desembocan en la realidad."

Juan Rulfo


Le pedi que las memorizara, esa seria su primera leccion.
Al terminar la clase, la espere junto con las demas chicas, un poco emocionado por saber de su existencia. Las palabras no me saldrian por el boligrafo y algunas por los labios que tal vez se convertirian en el polvo de un atardecer. Se acerco y mire sus pies. Hice la broma de un pisoton por remojon, y ella conto un chiste sobre una hormiguita con sus zapatos nuevos, el cual se me hizo muy bonito y creativo, a pesar de haberlo escuchado hace mucho en la primaria, a diferencia de nuestros acompañantes que lo sintieron muy bobo y simple. A mi no me importo, ya que en lo personal, siempre he tenido cierta predileccion por los chistes blancos y mas al haber nacido y crecido en un barrio como en Agricola, donde los chistes y el futuro de las personas van de la mano: una ventosidad que enturbia el aire un rato y despues desaparece.
Al ir caminando entre las escalinatas y pasillos verdes, le explique sobre su primera tarea.
-Me haras un cuento de no mas de quince lineas que lleve las palabras tlayuda, toloache y refresco.
-Pero, ¿no importa que tenga la letra muy grande? Podria llevarme mas de 15 lineas.
-No, no importa.
Eli-chan me miro extrañada y Chelis le hizo mancuerna en la expresion.
-Es que estoy haciendo una novela, me salio la idea durante una depresion
Pudo haber para mi un poema escrito en el aire, en la abundante vegetacion del campus. Escrito en el cielo de un atardecer que nunca olvidaria por sencillo y coticiano que haya parecido.
-Si. Todo el arte nace de la tristeza del artista.
Habian palabras.
-Me tengo que ir, Eli. Estoy un poco cansado y tengo que hacer tarea.
-Esta bien, me dio mucho gusto verte.
En ese abrazo hubieron palabras escritas.
-Yo ire a buscar unos amigos que me estan esperando, estan cerca de la entrada. ¿Nos vamos juntos?
-Esta bien -respondi.
Fueron palabras.

¿Que son las palabras? ¿Aire cargado de un peso ontologico? ¿Comunicacion? Ella me conto que lee mucho y aprende palabras nuevas para enriquecer su vocabulario y escribir mejor. Me pregunte que palabras veia ella en el aire, en el piso, en las personas. Se veia un poco triste a su direccion. Entonces, su cabello se columpeo en un tenue movimiento del que solo yo me percate. Un movimiento con vida que se ocultaba entre la luz del atardecer y su mirada hacia el frente y el suelo. Del cabello tiraba palabras escritas. Quise detenerme a leerlas un poco, pero la prisa no me lo permitio. Despues de recordarle su tarea y darle unas cuantas recomendaciones, me di cuenta del atardecer en el reflejo de sus ojos. Le bese una mejilla y olfatee en su blanca piel una palabra que no recuerdo. Tal vez la recuerde la proxima vez que la vea. Solo se, que esa palabra englobaba un poema muy extenso sobre la vida breve.

Noches del 14 y 15 de agosto de 2009

0 comentarios: