Cuatro rayuelas


"Cuatro rayuelas"


La rosa roja

Secas como sus
manos
y mirada joven.
Hay cataratas que caen
desde sus ojos
y fuerza morena que
devora la luz
y el queso del oxigeno.

Las cartas, hojas de un
otoño que nunca llega

Las cartas yacen en sus ojos
sin verlas,
las cartas duermen sin
ser leidas pero saboreadas en la
memoria,
mucho antes de que
se pensara en la roca
y el sol,
mucho antes de que
sus pies morenas emulan
la tierra
y sus manos sintieran
la tierra
y sus manos sintieran
su alma,
intima, azucar y mole
en las sombras del yo.

Las cartas volaran,
despegaran de la
memoria
y seran libres
sin
sin atadura a lo humano.

La fiebre cesara,
la carne de aquel angel
se pudrira y el papel
finalmente se volvera carne.

La rosa negra

Hay una rosa negra sentada frente a mi.
Florece, brillante,
entre el rocio
de una luz que se apaga,
lenta como el atardecer que devora.

En los puentes de la ciudad,
esta rosa mira conmigo
las nubes
deseandolas en algodones
naranjas. Eternidad.

¿Cual es la duda que la encamina?
Luz nocturna entre sus petalos
negros,
firme textura aduraznada entre sus
castillos y el tallo
con espinas.

Pie de rosa,
lejos de un pasado a la gran
pregunta:
Un vistazo a una fotografia,
entre el cepia y un final
rotundo que alegra notas de piano.
¿Hasta donde ha llegado su belleza?
Solo una flor que se arraca exaltada.
Sus petalos saltan y vibran con el roce
solitario
del viento que sopla.
Ya no se mece como sus hermanas,
dentro del mar invisible de suspiros.
Baila en el viento
del anochecer entre las luces de ciudad.

-Dia-

Suspiros entran por tus oidos.
El silencio del dia
y de Madero beben
tu sonrisa. Tan tuya
en la cima de los edificios que nunca he visitado,
tan solo en sueños
que espero con ansia.

Hay dias con sueños
en labios oscuros,
complacensia de las hambres matutinas.
Cantos escolares,
uniformes que me toman de la mano.
Uniforme: rosa negra.

-Atardecer-

Los cansancios del prado y del asfalto
nos conducen,
con la rosa en la manos,
a un descanso sin zapatos y cielos que queman.
Un dia de sabor y bolsas
nos llevanron
a alguien que te leyera lospetalos.
Los extendio a un universo variable
en que sus espinas bajaban al suelo,
y brillaban
en el sonido de una voz
que te miraba.
Una voz que te hablaba de una enfermedad
blandiendo una vida prospera
entre la negrura de la noche.

-Espejos. Atardecer-

Aquel espejo bajo tierra,
tu mirada hacia el camino que nos dibujo,
atada a una tierra en la que floreces,
bella entre las mentiras y el asco.
Siendo lo que soy, miro al cielo
revoloteando entre castillos,
simbolo helenico que dura hasta la eternidad.
Tu volando conmido entre el cielo
y el sueño de un presente que no se olvida.

-Anochecer-

Una vez, un reflejo de espejo me conto
que una rosa negra, gatuna y negra,
bailarina y negra, melancolica en Insurgentes
me beso la mejilla.
Se cambio las zapatillas y toco con
la punta de un petalo
el espejo de mi alma,
trayendo consigo una noche
entre las playas de Troya
y Helena bañada en sabanas de luz blanca.

La rosa era de un rostro desconocido,
por que una mascara se le desprendio
permitiendome verla
entre colores que no recuerdo.

Esa noche la rosa negra y yo bailamos
en nuestros cuerpos sin luces,
y su cabello eran cascadas negras
y sonrisas que se miraban a la lux
de la nada.
No me miraba
y observaba mi ser,
siempre jadeando nuestras esencias.

-Lluvia. Hasta luego es un adios-

La lluvia no se apiado de la rosa negra,
que empapada relucia
dormida entre mis brazos.
Hubo un prado de rosas de colores,
existiendo entre el fuego y los ojos que miran
desde las paredes:
un ultimo bes,
una nueva sonrisa
de una rosa que se va.

La vi irse de mi cama entre un calor
que solo invocaba sus misterios,
oscuridad guardada entre sus petalos,
hermosa flor tiabia
que me obseqio algo mas que vida
en estas ruinas de un castillo viejo.
Trajo algo mas que el silencio
de una noche
en la oscuridad.
Suave oscuridad.

La rosa blanca

-Ciudad-

Antiguo aliento
a parpados cerrados
claman abrirse en sueños
tan profundos
como tres segundos de robarme
tu mirada.

Tus manos yacian inmoviles
cuando tu cuerpo se torno
transparente
y pude pasar a travez de ti,
de tu corazon,
de tu calor.

La noche no habia cantado aun
cuando tu sol,
como un par de ojos
sobresalian de nuestro sillon
quemandome y hundiendome
lentamente entre
tus dientes.

Nuestra busqueda primaria
habia iniciado cuando
te decidiste a morderme,
tan fuerte como una
supernova que coqueta
se oculta en
la memoria.

Tus antiguos paramos
y paisajes, blancos
y misticos
se expandieron tan lejos,
lejos como el horizonte de rocas,
lejos como la leche
y la sangre que se derraman,
lejos como la extension de tu vista
en un par de amorosos
que son profugos.
Atardeceres dorados y ambar
coronan edificios,
brillan memorias
de amor y sexos hambrientos de cariño.

Me robaste el aliento
tras cada pagina del beso
de Cortazar,
me robaste la vida al
penetrarte
con pinceles y cistas
con manos,
lienzo tuyo que es tu tibio interior.

Me devolviste la vida
tras cada beso,
piel impregnada de miel
y mil lunas que nos
prendian como
lanzallamas sin piedad alguna.


-Noche-

Andando juntos
par de amorosos,
tras mil años
buscando palabras sin fin
y banquetas derramadas
de lluvia y azucar quemada.

El cansancio sabor a limon,
las noches de leche tibia,
llenas de lunas
remojadas en vasos de tu piel,
un adios,
un te quiero
tras un beso sabor a frio.

Te buscaba dentre las
aperturas y la luz
debajo de mi puerta,
un beso desesperado
me mordio
y un susurro de "te amo"
para ver hacia el cielo.
Animas,
animas,
animas,
es que ya no salian
del sueño a espantarnos
sino que rezaban con la
claridad el mar en
otoño.

-El reino-

Un ex-presidiario retornando a casa,
arrastrando hambre,
como capa de un rey desterrado
retornando a su reino.

No te voy a pedir permiso
ni tu me lo pidas.
Entra a las puertas
de mi reino,
que beberas mi vino
y comeras de mi carne.

Y ungire tus labios
con mi aceite,
y me bañare en los
rios desbordantes.
Derramare tu copa,
por que nuestro
y solo nuestro
es el reino de este mundo.

Mis palabras son
del mundo para tus oido
y ojos.

Me lees,
por que la palabra soy yo.


La rosa amarilla


-Mors-

Las solidas rocas,
muros, escalones
a los tuneles mas profundos
y viscosos,
se queman.

Las llamas acarician
y orquestan con suaves roces
y cantos
el alfa de la ceniza,
carne
y oxigeno
del olvido y el mito.

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